Jornada 18 — Atlante 1–1 América (México 1986)
El duelo abrió con un momento solemne: se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento de Heriberto Murrieta padre, atlantista de corazón y figura conocida en el futbol mexicano. Su hijo, el joven cronista Heriberto Murrieta, comenzaba justo en esa época a abrirse paso en los medios, por lo que el homenaje tuvo un peso emocional especial.
El partido, uno de los últimos en el Estadio Azulgrana previo al Mundial 1986, fue intenso y disputado. América controló amplios tramos del juego, y al 44’ se adelantó con un gran cabezazo de Ricardo Peláez, quien vivía el mejor torneo goleador de su joven carrera, alcanzando ya 7 tantos y consolidándose como el eje ofensivo de las Águilas.
Atlante igualó al minuto 55 mediante un penal ejecutado por Gustavo Vargas. La jugada desató polémica, pues muchos analistas consideraron que el contacto era del delantero sobre el defensa, pero el árbitro José Antonio Garza mantuvo su decisión. Aun así, el partido transcurrió sin tarjetas — un detalle rarísimo en esa época y más en un clásico de tanta fricción.
Para Atlante, el empate significó su clasificación a la Liguilla. América, ya calificado, mostró orden, calma y el estilo dominante de un club que venía de un tricampeonato histórico (83-84, 84-85 y PRODE 85). Con este resultado, las Águilas cerraron la fase regular con autoridad y visión clara rumbo a la Liguilla.
📌 Dato histórico: Este encuentro fue el partido oficial número 150 entre América y Atlante, dos de los protagonistas del clásico capitalino más antiguo del país.